Edith Bruck nació en 1931 y es húngara pero nacionalizada italiana. Es una artista polifacética: poeta, escritora y directora.
Pero, ¿por qué hablar de ella en este artículo? Edith Bruck también es conocida por ser testigo directo de la Shoah, por ser una superviviente.
Su figura es muy importante porque a través de su testimonio mantiene vivo el recuerdo de la Shoah.
Sus libros tienen un valor incalculable porque nos permiten tejer un hilo que parte directamente de los trágicos acontecimientos de Auschwitz y llega hasta nuestros días, destinado a continuar aún más lejos para transmitir a las generaciones futuras la voz y la memoria de quienes estuvieron en Auschwitz.
En este artículo descubriremos juntos quién es Edith Bruck, conoceremos su historia y su testimonio a través de sus obras y sus palabras.
Pero antes de seguir leyendo, permítame darle un consejo: para vivir una experiencia realmente completa y enriquecedora, necesitará dos cosas en mi opinión imprescindibles: una entrada prioritaria, para evitar las largas colas de la entrada, y el acompañamiento de un guía experto, para que disponga de toda la información sobre cómo era la vida en el campo y de numerosos testimonios de quienes, como Edith Bruck, sobrevivieron. Haga clic aquí para obtener más información

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Índice
Quién es Edith Bruck: la verdadera historia de la escritora que sobrevivió aAuschwitz

Foto de Sconosciuto – Revista Radiocorriere, número 41, año 1957, página 28, Dominio público, Wikimedia Commons
Infancia
Edith Bruck nació en 1931 en Hungría, en el seno de una familia judía pobre.
En realidad se llamaba Edith Steinchreiber, pero conservó el apellido de su primer marido para evitar el servicio militar obligatorio cuando llegó a Israel después de la guerra.
Desde muy joven se dio cuenta de que ser una judía pobre en Europa era complicado y estaba discriminada.
No es casualidad que en su libro«Versos vividos» escriba: «Nacer por casualidad / nacer mujer / nacer pobre / nacer judía / es demasiado / en una sola vida«.
Obligada a crecer en el gueto, en la primavera de 1944 fue deportada primero a Auschwitz y después a otros campos alemanes, entre ellos Dachau y, por último, Bergen-Belsen, donde fue liberada en 1945.
El día de su deportación a Auschwitz sólo tenía trece años.
Deportación a Auschwitz

ID 313381457 | Auschwitz © Alexey Fedorenko | Dreamstime.com
Edith Bruck contó el trágico día en que llegó a Auschwitz. Dijo que se sentía perdida, desesperada y muy asustada.
El viaje ya era lo suficientemente terrible como para convertirse en un recuerdo triste e imborrable, pero no era nada comparado con lo que ocurriría después.
Una vez allí, los niños eran separados de sus padres. Edith contó que pronto se dio cuenta de la existencia de las cámaras de gas y que, por tanto, nunca volvería a ver a sus padres.
Sólo una hermana fue internada con ella, pero no por mucho tiempo dadas las deportaciones posteriores.
Dentro de Auschwitz incluso los niños tenían que trabajar y la escritora contaba que el único pensamiento era sobrevivir hasta el día siguiente: nada más tocaba a aquellas personas que ya habían muerto, aunque siguieran vivas.
Edith contó que le llegó a ocurrir que se despertaba con una niña muerta a su lado, en la cama fría, bien por las temperaturas, bien por el hambre, bien por alguna enfermedad, pero que no había tiempo para llorarla: el primer pensamiento era alejarse del cadáver y llegar a tiempo al trabajo.
Mal vestidas para el frío, afeitadas… de hecho, de las prisioneras, dice Edith, sólo quedaba un número, ni siquiera sus nombres para identificarlas.
La liberación
Edith Bruck fue liberada en 1945 del campo de Bergen-Belsen.
Su primer instinto fue volver al pequeño pueblo de Hungría con su hermana: ambas querían contar su dolor y su historia, pero no encontraron a nadie dispuesto a escucharlas.
Incluso la escritora contó que las echaron de su pueblo original, por miedo a que las denunciaran o a que las dos hermanas reclamaran bienes robados o destruidos.
Entonces Edith pensó que podía trasladarse al nuevo Estado de Israel, y fue aquí donde se casó y adoptó el apellido Bruck para evitar el servicio militar.
Sin embargo, el Estado de Israel luchaba por encontrar la paz y la poetisa, incapaz de convivir con una realidad de tensiones y enfrentamientos, decidió viajar a Italia y se instaló en Roma, donde sigue viviendo hoy.
Fue aquí donde comenzó su periplo artístico y literario: la autora cuenta que, incapaz de encontrar personas a las que dar su testimonio, decidió empezar a escribir para escupir ese terrible dolor e intentar, de alguna manera, exorcizarlo.
Al principio, la escritura tiene una función puramente terapéutica para la superviviente.
En Roma, se casa con Nelo Risi, con quien había emprendido previamente una colaboración artística que desembocará, entre otras cosas, en la transposición de una de sus historias a la gran pantalla.
También en Roma, Edith colaborará con varios periódicos antes de su debut literario.
La escritora no sólo ha recibido la atención adecuada por los temas que trata, sino que a lo largo de los años también ha conseguido que sus obras brillen por su arte: de hecho, cuenta con varios galardones, entre ellos el Premio Viareggio en dos ocasiones, el Premio Strega Giovani y el Premio Campiello por su trayectoria en 2023.
Contar la Shoah
Las obras literarias de Edith Bruck son relatos conmovedores e íntimos de un dolor demasiado grande para ser transmitido como advertencia.
La autora siempre ha estado comprometida con este tema, tanto a través de sus obras como de su persona, desde artículos periodísticos hasta visitas a escuelas.
Entre sus principales libros figuran«Quién te quiere así» y«El pan perdido«, pero hay muchos otros títulos, como las conmovedoras«Cartas a su madre» o«Señora Auschwitz, el don de la palabra«.
Hay una constante en todas las obras de Edith, aunque no aparezca en las tramas: la escritura como medio para procesar el trauma.
La escritora ha hablado de un libro que empezó en Hungría y sólo retomó en 1954 en Italia, y el motor que la impulsó a coger la pluma fue precisamente el de «tirar».
En una entrevista dijo: «para mí fue sin duda una gran ayuda poder desahogarme de alguna manera escribiendo, sin pensar entestimonios, sin pensar en ningún deber moral: era importante escribir, era casi una especie de terapia«.
Sin embargo, años más tarde se dio cuenta del papel que podía desempeñar su escritura y, aún más, del testimonio que podía ofrecer al mundo.
Así fue como empezó a ir a las escuelas y a contar su experiencia, tratando de transmitirla a las generaciones más jóvenes.
Todo empezó en 1959, tras la publicación de su primer libro «Chi ama ti così» (Quién te ama así), pero al principio no fue fácil, de hecho, la autora decía que lloraba y se sentía dolida al rememorar ciertos recuerdos.
Sin embargo, Edith siempre estuvo muy satisfecha de su trabajo porque, aunque rememorar la memoria siempre era una tortura, siempre recibía muchas cartas de jóvenes que agradecían la oportunidad de escucharla.
Además, contó que conoció a dos jóvenes que, impresionados por su testimonio, ahora intentan transmitir esta historia escuela por escuela, un paso muy importante, sobre todo porque en el futuro no será posible hacerlo de otro modo.
Los libros de Edith también pretenden contar la historia y mantener vivo el recuerdo. Los temas tratados son la experiencia en los campos, la pérdida de la familia, la culpa del superviviente hacia los que no lo consiguieron y muchos otros relacionados con la dramática experiencia de la autora.
Bruck relata también lo que la impulsó a sobrevivir, algunas pequeñas escenas fugaces a las que se aferró para recordar la importancia de la existencia y de la humanidad.
Un episodio simbólico es el de su llegada a Auschwitz, donde un soldado alemán le ordenó ir a la fila de la derecha, ella, asustada y sin saber cuál era la derecha, se aferró instintivamente a su madre.
El soldado, despotricando, las golpeó a ambas y obligó a la joven Edith a ponerse en la fila de la derecha. Sólo más tarde se dio cuenta de que el soldado hacía lo que podía porque la fila de la izquierda era la que se dirigía a la cámara de gas.
A estos rastros de humanidad, por pálidos que fueran, se aferró la superviviente, llamándolos «pequeñas luces», pero en sus obras y discursos también quiere contar toda aquella cruel y aterradora oscuridad.
Otro hecho vinculado al testimonio de Edith Bruck es su encuentro en 2021 con el Papa Francisco. El pontífice, de hecho, acudió a su casa para enviarle un importante mensaje y escuchar su historia.
La escritora dijo sentirse muy conmovida y dedicó palabras muy dulces sobre esa visita; estaba tan contenta por ello que escribió un pequeño libro con un prefacio del propio Papa, titulado«Yo soy Francisco«.

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Edith Bruck Auschwitz: Preguntas frecuentes
Edith Bruck es una escritora y poeta que sobrevivió al Holocausto y es famosa por sus relatos sobre la vida en los campos de concentración. Una vez en Italia, empezó a escribir su testimonio, al principio para exorcizar el dolor. Más tarde se dio cuenta de la importancia que podía tener para mantener viva la memoria del Holocausto.
Edith Bruck fue deportada a Auschwitz con su familia. Superviviente de varios campos, relató su experiencia en sus libros. El día de su deportación, Edith sólo tenía trece años y tras unos pocos días en el campo se dio cuenta de que nunca volvería a ver a sus padres. Incluso de todas las hermanas que tenía, sólo una sobrevivió a la furia nazi. Edith, a pesar de ser tan joven, fue equiparada a un adulto: tenía que trabajar todo el día a cambio de muy poca comida. Vivía a la intemperie en barracones insalubres, la raparon y le tatuaron un número que la identificaba.
Entre las principales obras de Edith Bruck figuran «Quién te quiere así» y «El pan perdido», ganadora de numerosos premios literarios. Sin embargo, hay muchos libros que tratan el tema de la Shoah. Algunos ejemplos son «Cartas a mamá», «La señora Auschwitz. El don de la palabra», «La mujer del abrigo verde», «Iremos a la ciudad» y muchos otros.
Edith Bruck es un símbolo de la memoria histórica y de la lucha contra el antisemitismo, así como una voz fundamental para contar el Holocausto a las nuevas generaciones. Aún hoy es fundamental seguir escuchando relatos de primera mano sobre lo sucedido y seguir transmitiéndolos para que las nuevas generaciones también puedan ser conscientes de la brutalidad que significó Auschwitz y el Holocausto en general.
Superviviente de Auschwitz-Birkenau: Conclusión
Hemos llegado, pues, a la conclusión de nuestro artículo en el que repasamos la historia de Edith Bruck, superviviente del Holocausto.
Hemos relatado su biografía, desde su nacimiento hasta su papel de testigo y escritora, pasando por su trágica deportación a Auschwitz y su posterior viaje a Italia, donde se estableció.
Por último, he respondido a las preguntas más frecuentes sobre la figura de Edith Bruck, sus obras y su testimonio de la Shoah; no obstante, si tiene otras curiosidades o preguntas, no dude en escribirnos dejando un comentario a continuación.
Si desea conocer más historias de supervivientes de Auschwitz, o información histórica sobre el campo, o incluso datos útiles para organizar una visita al campo, le recomiendo que eche un vistazo a los demás artículos de nuestra página web: ¡encontrará todas las respuestas que busca!
Por último, si decide visitar Auschwitz, le recuerdo la importancia de la entrada prioritaria para evitar las largas colas de entrada. Además, es muy recomendable aprovechar los servicios de un guía experto para vivir una visita realmente completa y enriquecedora, brindándose así una oportunidad inigualable para la reflexión.
Visitar Auschwitz es un regalo, una oportunidad que uno se da a sí mismo, pero también debería ser un deber: por respeto a Edith Bruck y a los demás supervivientes, por respeto a los que nunca abandonaron los campos, por respeto a toda la humanidad. Es un deber porque, citando a la escritora:«La indiferencia alimenta el racismo, es su socia fundadora«.